Dedicamos este artículo a la zarzuela, el género musical de la segunda parte de nuestro próximo concierto en colaboración con La Coral Polifónica de Alcorcón
La zarzuela, mucho más que un género teatral
La zarzuela fue mucho más que un género teatral que combinaba música y declamación: supuso un fenómeno sociológico y cultural omnipresente en la vida de cuatro generaciones de españoles, desde mediados del siglo XIX hasta después de la Guerra Civil de 1936-1939. Muchas de sus melodías más populares fueron grabadas tempranamente en cilindros de fonógrafo, rollos de pianola o discos de pizarra y se han transmitido tarareadas de padres a hijos y de abuelos a nietos hasta nuestros días.
El secreto de su éxito
Gran parte del secreto de su éxito estaba en su propósito único de entretener, convirtiendo en argumentos intrascendentes los problemas de la vida diaria, como la pobreza, la ignorancia o el machismo, y acompañándolos de músicas chispeantes que, en muchos casos (los menos), mostraban una alta calidad en los libretos y partituras.
En una época sin cine, televisión o internet, el público se identificó muy pronto con este género alejado de sesudas consideraciones, acudía diariamente a las representaciones y asistió en poco más de un siglo al estreno de más de diez mil obras. Hay numerosos testimonios de que la zarzuela gustaba tanto a ricos como a pobres y de que, gracias a precios muy asequibles, todos compartían butacas y carcajadas en los teatros. Eran tiempos en que la música se oía también en el piano de casa o en el café, así que los editores de partituras no faltaban a los estrenos y, en función de la respuesta del auditorio, decidían si publicaban de forma inmediata los números más pegadizos, mientras permanecieran aún en la memoria del público.
Un retrato amable del pueblo de Madrid
La zarzuela, con todas sus variantes del llamado “género chico” (sainetes con música, entremeses líricos, pasatiempos cómico-líricos, etc.), a pesar del origen foráneo de muchos de sus ritmos y de la influencia de la opereta francesa, puede considerarse un género genuinamente español. Aún más, frecuentemente se trata de un retrato amable del pueblo de Madrid, de sus costumbres y aspiraciones.
Muchas de las tramas se ambientan en el centro urbano de la capital y también son frecuentes las alusiones a los pueblos, calles, barrios y distritos madrileños, los de Carabanchel, Fuencarral, Vallecas, Polvoranca, Getafe, el Paseo de la Florida, etc., y ejemplo de ello son todas las obras que vamos a escuchar el próximo concierto: De Madrid a Viena, de Madrid al Cielo.
La zarzuela traspasó fronteras
Aunque su eco llegó muy pronto a Hispanoamérica (especialmente a Méjico, Argentina y Cuba) e incluso a Filipinas, alguna de sus piezas mejores y más conocidas, por ejemplo la Verbena de La Paloma o La Gran Vía, también se tradujeron y representaron en Francia, Italia o Alemania, países de muy antigua tradición teatral.
La Gran Vía de Chueca entusiasmó a Nietzsche
Conocido es el entusiasmo del filósofo Friedrich Nietzsche por la música de La Gran Vía, del simpático madrileño Federico Chueca, quien en sobremesas y reuniones de amigos, ya un poco achispado, cantaba a voz en cuello y en quechua las melodías más conocidas de su zarzuela.
De él dijo el escritor Jackson Veyán, aludiendo precisamente a su casticismo zarzuelero:
“Cual Federico no hay tres
Chueca en francas seguidillas
y en tangos y en jotas es
el Verdi de Lavapiés y el Gounod de las Vistillas”.
Jackson Veyán
En el concierto, De Madrid a Viena, de Madrid al cielo, escucharemos fragmentos de tres de sus obras más importantes, La Gran Vía (1886), Agua, azucarillos y aguardiente (1897) y El bateo (1901).
«Papá» Barbieri
En el Madrid dieciochesco está ambientado el famoso Barberillo de Lavapiés (1874), del compositor Francisco Asenjo Barbieri, una obra de gran calidad técnica y artística, fruto de su sólida formación como musicólogo e investigador de nuestra música.A pesar de las diferencias de edad, carácter y educación, ambos compositores madrileños mantuvieron una fuerte amistad y Chueca llamaba en broma “papá” a Barbieri, aludiendo a lo mucho que le debía.
La verbena de la Paloma, la cumbre del género chico
También fue un sólido intelectual Tomás Bretón, cuya Verbena de La Paloma (1894) es para muchos la cumbre más alta del género chico. Según la prensa de la época, muchos de los que asistieron a su estreno salieron del Teatro Apolo llorando de emoción… y todavía hoy sigue vigente su encanto.
Todas las imágenes de este artículo proceden del blog Tiendas de Madrid con azulejo de Julián Santacruz
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