Quedan pocos días para el concierto del 27 de junio en memoria de Gonzalo Camarillo, y de todos los que fallecieron durante la pandemia.
Para ti, Gonzalo
Gonzalo Camarillo, fue contrabajista de la UAM, amigo de muchos de nosotros que procedemos de la misma agrupación.
Nos dejó el 25 de abril de 2020 sin podernos despedir de él pues sucedió en los peores días del confinamiento.
Recordamos también a todos los seres queridos que hemos perdido en este tiempo.A todos les dedicamos, el concierto del 27 de junio
A continuación compartimos el texto que escribió Alfonso Hidalgo poco después de conocer la triste noticia de la partida de Gonzalo.
Cuando esto escampe…
Cuando esto escampe y desaparezca toda la niebla que tenemos encima no reconoceremos muchas cosas, y otras muchas nos parecerán raras. Nos faltará alguna gente que ya no está aquí y no entenderemos cómo ha podido pasar esta desgracia.
Cuando esto escampe y mire hacia atrás ya no estará mi amigo Gonzalo Camarillo, una gran persona a la que tuve la suerte de ver un mes antes de que falleciera. Estuvimos hablando un buen rato de anécdotas de la Orquesta (a Gonzalo lo conocí en la Orquesta de la UAM, hace 22 años) y de cosas que pasan en la vida y que no se puede hacer nada por remediarlas.
Me quería regalar una novela que había escrito un antiguo integrante de la Orquesta y amigo común de los dos, de la cual él era uno de sus mecenas, y me dijo que me la quería regalar porque él ya no la iba a necesitar. Estuve a punto de llorar de emoción pero me contuve para no ponerle triste. Al cabo de dos días la compré en la librería donde habían hecho la presentación de la misma.
La Orquesta le dedicó un concierto en el Auditorio Nacional en junio de 2018, tocaron nada menos que Carmina Burana junto a dos orquestas más de estudiantes y cuatro coros. En total serían más de 150 intérpretes en el gran escenario del Auditorio, y digo que tocaron porque ese día yo tampoco toqué. Estaba convaleciente de una reciente operación y no era aconsejable que lo hiciese.
Estuvimos sentados juntos en el anfiteatro, en las butacas en las que tenían que haber estado sentados los directivos de la Universidad, y en un momento determinado el director Enrique, micrófono en mano, dijo delante de las dos mil personas que había sentadas en las butacas que el concierto estaba dedicado a Gonzalo, quien había salido airoso de una operación muy complicada y que nos hacía mucha ilusión dedicarle Carmina Burana.
Enrique me había pedido que me sentara a su lado para cuando llegara el momento le animara a que se levantase para saludar, porque Gonzalo era muy tímido, y la verdad es que me costó mucho convencerle para que se levantara. Se emocionó mucho y fue la primera vez que le vi llorar.
La segunda vez que le vi llorar fue hace tres meses, cuando fui a visitarle a su casa. Cuando me iba a marchar, le di un abrazo muy fuerte y se volvió a emocionar hasta acabar llorando. Al día siguiente de haber estado en su casa me mandó un whastapp diciéndome que le había encantado nuestra visita.
Ya no le veré más y cuando lo recuerdo me pone muy triste y, parece que haga una eternidad todo lo que he escrito.
Alfonso Hidalgo Cebolla, abril 2020.
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