Saltar al contenido
Home » Mozart y su flauta mágica

Mozart y su flauta mágica

    Qué placer y qué honor son poder escribir unas palabras sobre el gran Mozart y su ópera “La Flauta Mágica”. Por muchos motivos:

    1. Porque Mozart es uno de los grandes padres de la música clásica de todos los tiempos. Un genio inigualable.
    2. Porque soy economista de profesión, pero flautista de corazón.

    Antes de continuar, demos unas pinceladas sobre el autor de la música de esta gran composición:

    Mozart

    Su nombre: Johannes Chrysostomus Wolfgangus Theophilus Mozart, más conocido como Wolfgang Amadeus Mozart, o simplemente Mozart.

    Nació (1756) y murió (1791) en el Sacro Imperio Romano Germánico (actualmente, parte de Austria). No llegó a vivir 36 años y nos dejó un legado inmenso, tanto por su cantidad como por su gran calidad: que sepamos, más de seiscientas creaciones, en su mayoría reconocidas como obras maestras de la música sinfónica, concertante, de cámara, para fortepiano, operística y coral.

    Mozart tenía toda la música en la cabeza

    Es increíble visualizar sus manuscritos, porque apenas se encuentran borrones. ¡Mozart tenía toda la música en la cabeza, por lo que simplemente la transcribía! Esto es genial, propio de un genio como Mozart. Además es increíble saber que ya componía maravillosamente bien a la edad de cinco años y que, a esa edad, también era un virtuoso de instrumentos de teclado y del violín.

    ¡Quién no conoce muchas de las composiciones de Mozart!

    Son famosísimas; ahora y en su tiempo. De hecho, su influencia en toda la música occidental ha sido muy profunda: Beethoven creó sus primeras composiciones a la sombra de Mozart; Haydn escribió de él que “la posteridad no verá tal talento otra vez en cien años”.

    ¿Y de quién bebió él?

    De los grandes músicos del barroco: Johann Sebastian Bach y Georg Friedrich Haendel. Precisamente hay mucho de estos compositores (del Clave Bien Temperado del primero; y de los oratorios del segundo) en los pasajes de fuga de La Flauta Mágica. Hablemos un poco de esta ópera:

    La flauta mágica

    La Flauta mágica (Die Zauberflöte en alemán) fue una de sus 22 óperas que compuso en el último año de su vida. Y tuvo un éxito increíble (él mismo la dirigió el día del estreno, el 30 de septiembre de 1791, en el Theater auf der Wieden de Viena). Se ha llegado a decir que si Mozart no hubiera muerto dos meses después del estreno de La Flauta Mágica, su vida probablemente habría cambiado por su éxito. Sn embargo, la ópera sería la última gran obra terminada de Mozart.

    Es una ópera bufa o singspiel (composición dramática y musical de tono folclórico y popular), en dos actos, con pasajes hablados y, según los estudiosos de Mozart y de La Flauta Mágica, contiene una escenificación simbólica en la que se refleja muchos de los rituales masónicos que tanto le gustaban al autor. Pero esta interpretación, que ha sido la preponderante entre los estudiosos, ha dado lugar también a un hecho insólito: que una ópera de género popular como un singspiel, ¡sea utilizada para algo tan elitista como la masonería!

    Al elaborar el libreto de La Flauta Mágica, Emanuel Schikaneder se basó en varias colecciones de historias y cuentos de hadas populares de Alemania y Austria. En resumidas cuentas, la ópera cuenta la historia de Tamino, quien, viajando con su compañero Papageno, rescata a la hija de la Reina de la Noche, Pamina, de las garras de su malvada madre.

    La obertura

    Yendo ya de lleno a la obertura, que será lo que se interprete, podemos decir que está escrita en mi bemol mayor, que apenas se compuso unos días antes del estreno de la ópera en Viena y que está formada por las tres secciones típicas de la  forma sonata (exposición, desarrollo y reexposición), con introducción y coda final. 

    Introducción

    Una introducción lenta y homofónica (varias voces que se mueven al mismo ritmo y todas con la misma importancia), con predominancia de los ritmos con puntillo y un carácter solemne.

    Exposición

    Sección rápida, mucho más extensa y contrapuntística (voces que se contestan unas a otras, como en las fugas). El motivo inicial (sujeto) tiene el carácter ligero y jocoso típico de la ópera bufa italiana, que contrasta con la seriedad y el dramatismo de la introducción. Está formado por dos parejas de sujeto–respuesta, separadas por el primer episodio y por dos temas (A y B). En la tercera entrada del sujeto, se incorporan dos contrasujetos que acompañan la segunda pareja de sujeto–respuesta.

    Desarrollo

    Sección que se divide en dos subsecciones de 25 + 16 compases. En la primera subsección se vuelve a exponer el sujeto y el contrasujeto.

    Reexposición

    Esta sección repite la exposición con el tema B en la tonalidad principal. Del tema A sólo se rexponen los dos primeros compases del sujeto en un orden diferente que forma una simetría (sujeto-respuesta-respuesta-sujeto) con los dos primeros compases del contrasujeto 1.

    Final

    Los últimos 5 compases forman una textura unisonal con el intervalo de cuarta justa descendente, mi bemol-si bemol, que se intensifica en el compás siguiente (homofonía) y que concluye con tres acordes de tónica que citan el final de la exposición.

    Como podemos ver, está llena de simbolismos masónicos:

    • Por ejemplo, mucha gente considera que el triple acorde inicial (“batería masónica”) es un claro signo masónico: ¿estos tres acordes mayores pueden significar los tres compases de aprendiz del maestro de la Logia? Otra interpretación es que con las repeticiones del segundo y tercer acorde se forma un conjunto de 5 notas en el que aparecen los números 3, 5 y 18, que están relacionados con la masonería.
    • Asimismo, el tema de la lucha entre la luz y la oscuridad es un símbolo recurrente en las enseñanzas masónicas, lo mismo que el encumbramiento del individuo por encima de cualquier título nobiliario.
    • Incluso la tonalidad en la que está escrita se ha relacionado con la masonería: mi bemol mayor implica que existen tres bemoles en la armadura, que representan los conceptos fundamentales del ideario masónico (gravedad, serenidad, perfección).
    • El mismo tema allegro está basado en dos notas que se repiten tres veces. El “acorde triple” suena también después de las palabras de Sarastro, cuando él ensalza las tres cualidades notables de Tamino (virtud, discreción y caridad). 
    • Otro detalle: en una de las entradas del sujeto, en la exposición, se incorporan dos contrasujetos (relación con el número tres de origen masónico) que acompañan la segunda pareja de sujeto–respuesta.

    Maite Balbín Maldonado, octubre 2023

    Si has llegado hasta aquí leyendo….

    Tenemos un reto para ti. En este enlace te dejamos una actividad didáctica sobre W. A. Mozart y su obra La flauta mágica. ¡A ver cuántas preguntas aciertas!

    Deja una respuesta

    Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *